ABRAZOS NO, BALAZOS
Seis meses era el tiempo que el entonces candidato a la presidencia de México estimaba para que su propia administración regresase al ejército a los cuarteles, cesando así la labor militar en la seguridad pública, cosa que criticó del sexenio de Felipe Calderón, así como en el de Enrique Peña Nieto. El golpeteo generado por los lopezobradoristas desde entonces "contra las ejecuciones extrajudiciales" era una constante.
Sin embargo, la magia se acaba, no pasó mucho desde la entrada a la silla presidencial del ahora presidente, para que este presentase el primer borrador de la Guardia Nacional, que autorizaba la incorporación a este cuerpo de algunos mandos de la SEDENA y SEMAR. Ahora, no bastándole con eso, ha incorporado directamente, y casi de forma ipso facto, generándose menos oposición que cuando se legislaba en pro o contra de la Guardia Nacional, que se aprobó, cabe decir, entre muchos dimes y diretes, que se apaciguaron cuando se dijo que tendria un mando civil, hoy ya ni eso tendrá la incorporación del ejército a la labor de seguridad pública.
Regresar el ejército a sus cuarteles, que el ejército se tenía que encargar de defender la soberanía; no de labores de seguridad o que el ejército en las calles era una estrategia de amedrentación contra la población de estos oponerse al régimen, todos argumentos que funcionaban cuando quien estaba en Palacio Nacional eran enemigos de López, hoy, de repente, ya perdieron su sentido esa argumentación que de su boca salía.
Jorge Luis Pimentel @JLPimentelM
Líder Nacional del Movimiento Conservador Verde
